“¡Por fin llegó el día!”

15364204749_cddf9f8eb7_z.jpgCon una emotiva ceremonia de Bienvenida, la Familia Internacional de Schoenstatt dio inicio a las festividades jubilares por los 100 años de Fundación del Movimiento. 

“¡Parece mentira que después de tanta preparación, por fin haya llegado el día!” Más de un peregrino pronunció estas palabras mientras esperaba el inicio de la Ceremonia de bienvenida en la Arena de Peregrinos. Horas antes de la apertura, los peregrinos empezaron a llenar la arena y a preparar el corazón para el encuentro con la Mater, el Padre Fundador y la Familia. 

El pre-programa fue muy colorido: un breve video dio a los presentes una idea de todo lo que la preparación había implicado. Las alumnas del Colegio Mariano bajaron hasta el escenario portando las banderas de todos los países presentes mientras los animadores los nombraban dándoles las bienvenida. Al escuchar el nombre de su país los peregrinos reaccionaban con aplausos y gritos, creando así un ambiente de fiesta. El coro internacional, dirigido por la Hermana M. Tabea Platzer, deleitaba a los presentes con canciones en varios idiomas. Los voluntarios – que por varios meses han colaborado para que el jubileo llegue a ser una realidad – presentaron una coreografía con la canción “Let us come together”, escrita especialmente para este momento. 

La Peregrina Original y el Símbolo del Padre

Varios fueron los momentos que llenaron a todos de alegría y emoción. Antes de la Santa Misa, la imagen de la Virgen Peregrina Original del Diácono Joao Pozzobon fue llevada hasta el escenario. Todos los presentes la recibieron ondeando banderas y pañuelos mientras cantaban “¿Quién es esa Señora?”. 

Otro de los “invitados de honor” fue el Símbolo del Padre que el P. Kentenich regalara a la Diócesis de Tréveris para el Santuario Original. La Hna. Marion McClay – quien fue la responsable de coordinar la peregrinación desde el año 2010 – fue quien portó el Símbolo del Padre para que todos los presentes pudieran verlo. Junto con ella,  delegados de todos los continentes se acercaron al altar, representando a todos los países que recibieron la visita del Símbolo del Padre durante los años pasados. 

Un video con imágenes del P. Kentenich en el que se escuchaba su voz dando la bienvenida a todos sus hijos espirituales, dio un toque especial a la tarde e hizo sentir a todos la presencia del Fundador y su alegría por ver a su Familia internacional unida. 

“¡Bienvenidos a casa!”

De esta manera, la audiencia se fue disponiendo para participar de la Santa Misa presidida por Mons. Stefan Ackerman, Obispo de Tréveris. La misa fue concelebrada por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Arzobispo Robert Zollitsch, varios obispos y alrededor de 300 sacerdotes. 

“Me ha llamado mucho la atención cuán a menudo se habló, en la celebración de bienvenida antes de la Misa, de la “llegada a casa” en Schoenstatt. Y se repitió varias veces: ¡Bienvenidos a casa! Estoy muy agradecido y me llena de alegría y, también de un cierto orgullo, el ser obispo de esta diócesis, a la cual pertenece Schoenstatt y de donde se origina el Movimiento Internacional de Schoenstatt.” Con estas palabras inició su prédica el Obispo de Tréveris. Ante estas palabras, los presentes reaccionaron con aplausos de alegría y aprobación. 

Mons. Ackerman recordó a todos que un santuario es un lugar sagrado, que le pertenece única y exclusivamente a Dios e invitó a todos los miembros del Movimiento de Schoenstatt a portar las gracias del Santuario Original viviendo la santidad de la vida diaria. “Por eso es bueno que, no sólo haya un santuario en Schoenstatt y los muchos santuarios filiales, sino también el Santuario interior de cada corazón”, continuó. 

La emoción en los presentes era evidente, el anhelo y la espera estaba llegando a hacerse una realidad que supera cualquier expectativa. Los rostros, las sonrisas y las lágrimas de muchos así lo confirmaron… y esto es solo el comienzo!